Como ya hemos ido anunciando, desde el pasado 3 de octubre y hasta el mismo día del año que viene, se celebra el Año jubilar en honor a Francisco de Borja, conmemorando el 350 aniversario de su canonización y el 450 de su muerte. Con el objetivo de dar conocer desde diferentes puntos de vista a este interesante personaje, se celebrará en el salón de Coronas del Palau Ducal dels Borja un ciclo de conferencias en los meses de noviembre y diciembre.
En total serán cuatro sesiones, en las que podremos conocer tanto la faceta de la vida de Francisco de Borja como noble, como su lado espiritual, siendo la primera el día 3 de noviembre a cargo del historiador Santiago La Parra. Para ir abriendo boca os contamos aquí unos breves apuntes sobre la biografía del que fue IV Duque de Gandia, tercer general de la Compañía de Jesús y Santo desde 1671.
Francisco de Borja, es una figura clave tanto para la historia de la ciudad Gandia como para la historia de España, dado que vivió el esplendor del ducado y tuvo en su haber gran número de títulos nobiliarios que le correspondieron tanto por herencia familiar como por la posición que alcanzó en la corte de Carlos I de España V de Alemania. Su puesto de hombre de confianza de los monarcas del “Imperio Español”, le hizo llegar a ser uno de los personajes más destacados de su tiempo a nivel político, y su entrada en la compañía de Jesús a los 36 años le coronó como cristiano universal. Su posterior entrada en el santoral romano fue una consecuencia de una combinación de fuerzas que, unidas por el absolutismo confesional que predominaba en la Europa del siglo XVI, dieron sus frutos para los santos españoles de la edad moderna.
Nuestro protagonista, fue un hombre marcado por una fuerte religiosidad católica de herencia familiar ya que, por parte de madre, Juana de Aragón y Gurrea, era biznieto ilegítimo de Fernando el Católico y por parte de padre, Juan de Borja III duque de Gandia, era biznieto del Papa Alejandro VI. A pesar de estos ancestros tan universales en el mundo cristiano, podríamos decir que la influencia más directa a nivel espiritual de Francisco fue la de su abuela María Enríquez de Luna, prima de Fernando II de Aragón y duquesa regente de Gandia a partir de la muerte de su esposo Juan de Borja II Duque. La abuela de Francisco de Borja no solo fue una hábil diplomática, sino que ante todo fue una religiosa ejemplar y así se pudo ver antes y sobre todo después de ingresar en el convento de Santa Clara de Gandia, una vez nacido su nieto, hecho que daba continuidad al Ducado Borja. Diremos que a Francisco no le faltaron referentes religiosos tampoco por vía materna con su abuelo Alonso de Aragón, arzobispo de Zaragoza y de Valencia y su tío Juan de Aragón posteriormente también arzobispo de Zaragoza y con el que pasó una parte de su adolescencia.
En este entorno, rodeado de confesores, tutores, maestros y ejemplos de extrema devoción nace Francisco de Borja, pero los hábitos eclesiásticos quedaron a priori fuera de sus obligaciones ya que su deber como primogénito Borja fue el de ser un recto Duque y buen cortesano. Educado en gramática, oratoria, música, filosofía, leguas y armas se fue convirtiendo en un cortesano de primer nivel que primero fue a servir durante un tiempo a la infanta Catalina de Aragón y posteriormente a los 17 años fue enviado a la corte del Rey Carlos I de España V de Alemania del que no podemos obviar el hecho de que era su tío aunque por vía ilegítima.
Francisco entró con buen pie en la corte, de hecho, no tardó en destacar en ella y ser uno de los favoritos del Rey y de su esposa la Reina Emperatriz Isabel de Portugal. Ellos organizaron su matrimonio con la portuguesa Leonor de Castro y Meneses, camarera favorita de Isabel, hecho que aseguraba la continuidad de Francisco a su servicio.
En el principado, conoció la orden de los jesuitas de primera mano e Ignacio de Loyola, con quien se relacionó por correspondencia, se comprometió a enviarle un consejero espiritual de la Compañía. El consejero prometido llegó cuando Francisco estuvo lejos de la corte y de Cataluña, ya que con la muerte de su padre tuvo que partir hacia Gandia a tomar posesión del título para el que fue preparado desde niño. Al poco tiempo de llegar a la cuidad Ducal murió su mujer y él continuó con la labor de engrandecer el ducado, ampliar y asegurar las murallas y acondicionar el hospital para gente sin recursos. Y todo esto, compaginado cada vez más con su labor espiritual que le situaba más cerca de la compañía de Jesús y en la que ingresó el 1546, aunque el hecho no se hará público hasta cuatro años después cuando marchará hacia Roma dejando el ducado en manos de su primogénito Carlos.
Como Jesuita trabajó en diversas misiones en favor de la educación pública, la formación de religiosos Jesuitas y la evangelización de nuevos territorios españoles gobernados por el Rey Felipe II, hijo de Carlos I. Francisco llegó a ser Tercer general de la compañía de Jesús en 1565, hecho que ayudó a universalizar más su tarea evangelizadora, y con ello su católica reputación.
Como hemos visto, este poliédrico personaje esconde en su biografía interesantes facetas de las que tendremos el placer de ahondar en estas conferencias impartidas por reputados historiadores y especialistas en la materia, como el citado profesor Santiago La Parra, la historiadora Henar Pizarro, el investigador Enrique García Hernán y el teólogo García de Castro Valdés. Una oportunidad para conocer al personaje más universal de nuestra ciudad: San Francisco de Borja.